Plata de ley 925 ennegrecida, circonitas negras y simbolismo cañero: Los colgantes de la cruz y el ancla de THOMAS SABO son los accesorios perfectos para el hombre actual. Los símbolos clásicos se conjugan con elementos roqueros, como la calavera o el dragón, para formar el estilo inconfundible de Rebel at heart de THOMAS SABO.
Posibilidades de combinación individuales
Las joyas para hombre de la línea Rebel at heart combinan de maravilla con cadenas gruesas en plata de ley, cadenas de cuentas de obsidiana negra, así como masculinas cintas de cuero en marrón o negro. Ya se lleven cortos o largos, los colgantes de la cruz y el ancla emanan en todo momento un aura de osadía actualísima que atrae todas las miradas. Anillos para hombre con tachuelas o con varios símbolos de Rebel at heart, como la espada, la calavera o el corazón alado, se elaboran prestando gran atención a los detalles. Las carismáticas pulseras de obsidiana con elegantes cuentas de plata resultan ideales para completar el look roquero y armonizan a la perfección entre ellas.
Talismanes protectores para todos los días
El profundo simbolismo de las anclas y las cruces convierte estas joyas en un talismán protector excepcional: El ancla tiene su origen en la navegación y, de modo general, se refiere a la cuestión de lo que nos ancla en la vida, lo que nos da sostén. Por otra parte, también es sinónimo de esperanza, constancia, fidelidad y optimismo. Como afianza el barco y lo protege y al servir también para realizar maniobras, el ancla designa simbólicamente la ayuda divina contra las tempestades de la vida. Del mismo modo, en los tiempos de las persecuciones cristianas, el ancla con la barra horizontal debajo de la anilla era un código secreto para representar la cruz. En la Edad Media el simbolismo del ancla desapareció. A partir del siglo XV volvió a aparecer esporádicamente como símbolo de esperanza y, más tarde, se le asignó una de las tres virtudes divinas.
Desde tiempos inmemoriales la cruz ha sido un emblema del cristianismo. En la antigüedad ya era objeto de culto y hay fuentes que atestiguan que su uso se remonta a la edad de piedra. En el cristianismo la barra vertical simboliza la relación entre Dios y las personas. La barra horizontal representa la relación entre cada una de las personas. Es sinónimo de paz y salvación.
